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Colesterol HDL y LDL: diferencias, características y síntomas

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¿Te han salido los niveles de colesterol más elevados de lo normal en la última analítica? ¿Te preocupa este desequilibrio y quieres poder entender lo que significa? Ante todo, no debes alarmarte, pero tampoco debes ignorarlo para poder prevenir a tiempo problemas de salud.

Hay algunas cuestiones importantes que debes saber sobre las diferencias entre el colesterol HDL y LDL, también conocidos como "bueno" y "malo". A continuación te detallamos en qué consisten, cuáles son sus síntomas y a qué enfermedades se asocian, así como su tratamiento.

¿Qué es el colesterol?

Tal vez ya sabes algo del colesterol porque alguno de tus familiares o amigos te ha comentado que tiene los niveles de esta grasa elevados en las analíticas de sangre. Sin embargo, es importante que te informes bien en cuanto a temas de salud y que, ante cualquier duda, consultes con tu médico de cabecera.

Para empezar, el colesterol es un lípido o sustancia similar a la grasa que está presente en las células de nuestro cuerpo. Es decir, todos lo tenemos en nuestro organismo en mayor o menor proporción.

¿De dónde surge? Por un lado, lo producimos en el hígado. Por otro lado, también lo obtenemos por medio de la alimentación, en concreto en los alimentos de origen animal como la carne, la leche y derivados y los huevos.

Debes saber que nuestro organismo necesita el colesterol para ciertas funciones relacionadas con la digestión, las hormonas o la síntesis de vitamina D, entre otras. No obstante, si lo tenemos en niveles demasiado altos también aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Para comprender bien cuándo debemos preocuparnos por estos valores en las analíticas, antes debemos diferenciar los tipos de colesterol: HDL, conocido como colesterol bueno, y LDL, también llamado colesterol malo.

HDL y LDL

Hay dos tipos de colesterol con características, síntomas y funciones diferentes:

- HDL (high-density lipoprotein por sus siglas en inglés): la lipoproteína de alta densidad es la sustancia grasa que se une a la proteína para trasladar el colesterol desde los tejidos hasta el hígado. De este modo, puede cumplir las funciones que hemos comentado que necesita nuestro organismo.

- LDL (low-density lipoprotein): lipoproteína de baja densidad que, al contrario que la HDL, no nos aporta beneficios, sino que se acumula en las paredes de las arterias vitales cuando es excesivo, lo cual dificulta la circulación de la sangre hacia el corazón.

Una vez tenemos las analíticas, los valores de colesterol total deberían estar por debajo de los 200 mg/dL en su estado óptimo. Hasta los 240 mg/dL sería una señal de alerta, mientras que los niveles superiores supondrían un riesgo importante.

Más en particular, los niveles de LDL tendrían que ser inferiores a los 100 mg/dL. Hasta 160 mg/dL serían un poco altos y, por encima de esta cifra, ya serían señal de riesgo. Y el colesterol HDL debería ser superior a los 35 mg/dL para las mujeres y a los 40 mg/dL para los hombres.

Estos datos pertenecen a la Fundación Española del Corazón, quienes también resaltan que estos valores ideales pueden ser diferentes según el perfil del paciente (edad, enfermedades, antecedentes, etc). Por ejemplo, el rango varía para niños, personas con diabetes, o mujeres durante el embarazo o la menopausia. 

Síntomas del colesterol

Además de las analíticas de sangre, hay algunos síntomas que te pueden ayudar a saber si tienes el colesterol elevado:

- Extremidades hinchadas o entumecidas

- Mal aliento y boca seca

- Malas digestiones y estreñimiento

- Urticaria

- Dolor en el pecho

- Dolores de cabeza

- Visión borrosa

- Pérdida de equilibrio y mareos

- Bultos pequeños y amarillos alrededor de los ojos (xantomas)

Patologías del colesterol

Ahora ya sabes que la acumulación progresiva de esta LDL en las arterias está relacionada con un aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares: aterosclerosis, accidentes cerebrovasculares o enfermedad vascular periférica.   

No obstante, también es importante que sepas que hay algunas patologías que pueden alterar los niveles de colesterol:

- Diabetes

- Enfermedades renales

- Hipotiroidismo

- Síndrome del Ovario Políquistico

Por eso, el médico deberá evaluar cada caso y decidir si requiere un tratamiento farmacológico.

Tratamiento

¿Hay un tratamiento general para la hipercolesterolemia? Si logramos reducir y mantener los niveles de colesterol en sangre, esta lipoproteína puede cruzar de nuevo las paredes arteriales hacia la sangre para su eliminación. De este modo, estaríamos reduciendo el riesgo cardiovacular.

Si te lo propones, puedes conseguir bajar el colesterol con una buena alimentación y cambios en tu estilo de vida:

- La dieta para el colesterol alto se basa en reducir los alimentos de origen animal, pero también lo que se conoce como grasas trans o hidrogenadas. Estas las encontramos en los productos procesados de bollería, pastelería, frituras, masas congeladas y margarina. En cambio, es muy beneficioso consumir frutas, vegetales, pescado azul y legumbres, así como, en general, los alimentos ricos en fibra. Por otro lado, las grasas saludables serían el aceite de oliva, los frutos secos, las semillas o el aguacate.

- El sedentarismo es uno de los problemas a combatir. Practicar ejercicio ayuda a prevenir y tratar la hipercolesterolemia de una manera muy saludable. Este hábito mejora, en general, los problemas relacionados con la salud cardiovascular y también la capacidad respiratoria.

- Es importante controlar el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y de tabaco. Este último está relacionado con una reducción de los niveles de HDL.

- Por último, el estrés también es una agravante, por lo cual tendremos que hacer cambios en nuestro estilo de vida para mejorar nuestra salud de manera definitiva.

Conclusión

¿Por qué hay personas que tienen los niveles de HDL elevados a pesar de seguir una alimentación saludable? Porque, como hemos dicho, el colesterol no solo se obtiene de los alimentos, sino que también se produce en el hígado. Por lo tanto, en estos casos se trataría de algún trastorno relacionado con cuestiones genéticas o metabólicas que deberá evaluar el médico.

Pero no debemos preocuparnos de más. El colesterol forma parte primordial de nuestro organismo y, conociendo los dos tipos, lo ideal es concentrar cantidades armoniosas a través de buenos hábitos alimenticios y de vida, así como no descuidar los niveles si resultan elevados.

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