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5 remedios naturales para la amigdalitis

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La amigdalitis, tan propia de la temporada fría, suele ser muy dolorosa y molesta, por lo que los afectados ansían eliminar sus síntomas cuanto antes. En este artículo: qué es, qué la produce, cuándo se trata con antibióticos y, además, 5 remedios naturales para combatir las anginas producidas por virus y recuperar un completo estado de buena salud en pocos días.

¿Qué es la amigdalitis?

También llamada faringitis circunscrita o anginas a secas es la inflamación de las amígdalas debido a una infección de virus (amigdalitis vírica) o bacterias (amigdalitis de tipo bacteriano). Puede producir malestar general, dolor de garganta, problemas para tragar, dolor de cabeza, inflamación de ganglios linfáticos a ambos lados del cuello (es doloroso), cansancio generalizado, cuello rígido y episodios de fiebre, entre otros síntomas frecuentes. Los niños son el grupo etario más afectado por este tipo de infecciones, aunque también los adultos mayores, en otoño e invierno, sufren muchas anginas que, asociadas a otras patologías preexistentes, disminuyen significativamente su calidad de vida.

¿Antibióticos para las anginas?

Las amigdalitis están ocasionadas en un 60 a un 70 % por virus. El resto, por bacterias, entre las que se destaca el Streptococcus pyogenes. Cada tipo de anginas requiere de un tratamiento específico. Es importante aclarar que solo las bacterianas se tratan con antibióticos. Por este motivo, muchas veces, antes de prescribir un antibiótico, los médicos aguardan la evolución de los síntomas y simplemente sugieren la toma de paracetamol o de ibuprofeno para reducir el malestar. Por lo general, la amigdalitis bacteriana levanta mucha fiebre, provoca dolores intensos, mal aliento y placas de pus en la garganta. Ante esta evidencia, o a través de un análisis microbiológico tendiente a un diagnóstico rápido y 100 % seguro, el antibiótico es la única solución. Generalmente, los profesionales de la salud recetan a sus pacientes antibióticos por diez días seguidos sin interrupción y sin saltar ninguna toma (de ello depende, en parte, la efectividad del tratamiento).

En cambio, las anginas víricas tienen una mejor evolución (curan en pocos días de reposo) y para tratarlas pueden utilizarse remedios naturales como los que se sugieren a continuación.

Remedios naturales para la amigdalitis

Como ya se dijo, las anginas ocasionadas por virus (las víricas) suelen revertir solas y en pocos días, pero para aliviar sus síntomas y atravesar el proceso de la mejor manera posible y con el menor malestar existen algunos remedios naturales o caseros que se suman a los acostumbrados baños de vapor, al suficiente reposo y a una buena hidratación con importante cantidad de agua segura.

1. Limón

Por sus propiedades antioxidante, antiviral y antibacteriana es un remedio casero clásico para hacer frente al dolor de garganta. Las abuelas antiguamente recomendaban hacer, dos o tres veces al día, gárgaras de jugo de limón con una cucharadita de sal. Con ello se reduce notablemente el malestar generalizado y se aclara la garganta. Pero atención: con el limón también es posible preparar una infusión capaz de combatir a los microorganismos causantes de la infección de las amígdalas. ¿Cómo hacerla? Hervir agua (una taza), agregar el jugo de limón, una cucharada de miel y una pizca de sal. Se sugiere beberla dos veces al día.

2. Infusión de cúrcuma

Es ideal beber esta infusión antes de irse a la cama, ya que descongestiona y ayuda a descansar y reponer energías. Además, calma el dolor de garganta y agiliza el proceso de recuperación. ¿Cómo prepararla? Poniendo media cucharadita de cúrcuma y un cuarto de cucharadita de pimienta negra molida en 250 mililitros de agua hervida. Dejar reposar la infusión unos quince minutos. El sabor es bastante desagradable, pero sus efectos antibacteriano y antiinflamatorio son indiscutibles. Hay quienes suelen llamar a esta bebida un auténtico recurso «levantamuertos».

3. Pino silvestre

Potencia las defensas del organismo y, como si esto fuera poco, es antibacteriano, antiviral, antipirético y ayuda a expectorar. En las farmacias y herboristerías se suele conseguir en forma de aceite esencial. Por su efecto balsámico en la zona de los bronquios, nuestras abuelas y bisabuelas lo usaban para tratar catarros y anginas. Hasta cinco gotas al día son buenas para despejar la nariz y aliviar el dolor de garganta. Como asimismo suavizan las vías respiratorias, la persona con amigdalitis que consuma pino silvestre se sentirá con más energía.

4. Caramelos

Los caramelos hacen salivar continuamente y por esa razón resultan muy buenos para mantener una correcta hidratación de la garganta cuando esta más lo necesita. ¿Cuáles elegir? Los de limón y menta son los más populares por sus virtudes balsámicas, pero los de propóleo también son excelentes. Por su alto contenido de aceites aromáticos, polen, resinas, bálsamos y cera tienen importantes propiedades antiinfecciosas. El propóleo, además, eleva las defensas y mejora el estado de la garganta.

5. Vinagre de manzana

Por ser antimicrobiano, alivia y reduce la inflamación de amígdalas provocada por una infección viral. Disminuye también el dolor de garganta matando a los microorganismos patógenos que la habitan. Se recomienda poner una cucharada de vinagre de manzana y una de miel en media taza de agua tibia. El sabor no es de lo mejor, pero este brebaje es sumamente eficaz en la lucha contra las anginas víricas. Se recomienda consumirlo al menos dos veces al día hasta notar que los síntomas remiten notablemente. Asimismo, constituye una excelente medida de prevención para aquellas personas propensas a padecer amigdalitis y especialmente vulnerables a los resfríos, las faringitis y los catarros.

Como se advierte, estos remedios naturales resultan sumamente efectivos, pero atención: solo si se padece de una amigdalitis vírica. La clave está en incorporarlos de a uno por vez y aguardar a que el cuerpo reaccione favorablemente. En caso de darse una desmejora, la recomendación es que consultemos con urgencia al médico de cabecera ya que el cuadro clínico podría estar variando y requerir otro tipo de tratamiento.

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