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Cómo llevar el embarazo teniendo asma

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Asma

El asma es una enfermedad crónica, normalmente de tipo alérgico, que afecta a las vías respiratorias. Cuando una persona asmática entra en contacto con algún alergénico o irritante sus vías reaccionan estrechándose, por lo que los pulmones reciben menos aire. Los ataques de asma suponen un agravamiento de los síntomas, lo que normalmente implica tener que acudir a urgencias, y puede llegar a producir efectos fatales. Lo que es más peligroso el asma en embarazadas.

Una persona que ha sido diagnosticada con esta dolencia debe acudir a revisiones periódicas y tomar el tratamiento pautado por el profesional de la salud, habitualmente neumólogo o alergólogo. Este suele consistir en medicamentos tipo esteroides, nebulizadores de mantenimiento y de rescate y, en periodos de crisis, corticoides administrados en diferentes maneras y dosis según la prescripción médica.

Posibles desencadenantes de un ataque asmático

Los principales desencadenantes del asma que deben de ser evitados si sufres esta patología son:

1. El humo del tabaco, y no solo respirarlo directamente, sino incluso las partículas que quedan depositadas en la ropa de los fumadores afectan a las personas asmáticas.

2. Los ácaros del polvo constituyen es uno de los factores más complicados de eliminar completamente, ya que se encuentran en la mayoría de los textiles en los hogares, como colchones, ropa, muebles tapizados o alfombras, e incluso en los libros.

Actualmente hay muchos productos antiácaros que nos pueden ayudar a combatirlos en buena medida. Como consejo, es muy importante limpiar el polvo con un paño húmedo y usar un aspirador para no esparcirlo.

3. El pelo o el plumaje de algunas mascotas también puede ser un factor desencadenante.

4. Existen en general muchos otros, como el polen, el moho, los aerosoles y un largo etcétera.

Cada paciente puede verse afectada en mayor o menor medida por cualquier patógeno ambiental, y quien mejor lo debe reconocer y evitar es también ella misma.

Embarazo

Es una etapa en la que, si eres asmática, tendrás que extremar la precaución. Su duración es de nueve meses o 40 semanas aproximadamente, y es común dividirlo en tres fases o trimestres diferenciados.

- Primer trimestre. Es el más complicado para la viabilidad del feto, ya que es en este periodo cuando se forman los órganos fetales. También suele ser la más incómoda para la madre, ya que se suelen manifestar las típicas náuseas y vómitos del embarazo.

- Segundo semestre. El bebé crece y gana peso, y en la madre suelen remitir los síntomas iniciales de molestias estomacales.

- Tercer trimestre. El feto termina de madurar sus órganos para poder adaptarse a la vida exterior. La gestante suele encontrarse más cansada debido al peso y volumen que ya alcanza el bebé.

Durante todo este periodo, y hasta el nacimiento, la mujer embarazada y el feto están unidos interna y físicamente por el cordón umbilical a través del que respira y se alimenta el bebé. Por ello, es extremadamente importante que la madre se cuide y acuda a las revisiones programadas por su ginecólogo a efectos de controlar, durante toda la gestación, tanto su salud como la del ser que lleva dentro.

Además, en cualquier embarazo y debido sobre todo a los cambios hormonales producidos en el cuerpo de la mujer, se incrementa la posibilidad de padecer enfermedades. Es el caso de la preeclampsia, la diabetes gestacional, afecciones de piel, anemia u otras, e incluso complicarse alguna patología existente previamente.

El asma y las embarazadas

Varios estudios realizados en mujeres con asma y embarazadas no son concluyentes al respecto que exista empeoramiento ni mejora de esta afección respiratoria durante el tiempo que dura la gestación. Entre la población estudiada se detectó que aproximadamente solo un 8 % sufría un pequeño agravamiento al final del segundo trimestre, pero también muchas pacientes incluso mejoraban durante el embarazo.

Lo que sí es muy relevante destacar es que un descontrol esta enfermedad durante el periodo de gestación sí que puede generar complicaciones muy graves, tanto para el feto (crecimiento restringido, parto prematuro o falta de oxígeno al nacer) como para la madre (preeclampsia o vómitos, principalmente).

Se debe llevar a cabo el cuidado propio de cualquier mujer gestante, que pasa por acudir a revisiones médicas ginecológicas y tomar las vitaminas prenatales que se suelen indicar (ácido fólico, calcio o hierro).

También deberás vigilar tu dieta, hacer ejercicio de intensidad moderada, evitar el alcohol, la cafeína y los alimentos crudos y, en general, seguir una vida saludable para de esta forma cuidar también a tu bebé.

Además, se debe continuar con el control del asma, evitando los factores de riesgo y acudiendo a las visitas pautadas de tu neumólogo o doctor que lleve el seguimiento de tu patología, del mismo modo que lo hacías antes. Si la enfermedad está controlada, el riesgo disminuye hasta hacerse casi nulo.

El tratamiento para el asma en mujeres embarazadas

Es el mayor motivo de preocupación por la mayoría de las madres, puesto que la medicación a tomar durante el embarazo suele estar muy restringida. Pero no es el caso de lo que se suele prescribir para este tipo de dolencia.

Si una mujer asmática embarazada sufre un empeoramiento, crisis o ataque de asma, es prioritario asegurar la oxigenación fetal y la salud de la madre. Para ello, lo ideal es la monitorización de la función del feto y el control por el neumólogo y especialista en obstetricia de forma conjunta.

El uso de esteroides y broncodilatadores puede y debe utilizarse en madres gestantes, e incluso lactantes, ya que no son perjudiciales ni para el bebé ni para la paciente. Es mucho más dañino no llevar un adecuado control del asma durante el embarazo. Puede ayudarte a dicho control el tener contratado un seguro de salud que posibilite el acceso a un amplio cuadro médico.

Conclusión

Tener asma y estar embarazada no te implicará mayor riesgo que ambas situaciones consideradas individualmente siempre que sigas las pautas, tratamientos y revisiones indicados por los médicos correspondientes.

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