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Tipos de deseo sexual

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El deseo sexual afecta directamente a la sexualidad de la pareja. Por lo general, se asocia a una imagen demasiado estereotipada que la industria cinematográfica parece haber impuesto con relativo éxito. A lo largo de una relación de pareja, el deseo va cambiando de forma progresiva.

A continuación, se analizan los distintos tipos de deseos y se ofrecen consejos eficientes para acudir a un especialista cuando se produzcan ciertas anomalías relacionadas con este aspecto.

La evolución del deseo sexual durante una relación

Cuando la pareja está en plena fase de enamoramiento, la libido está a su máximo nivel y el deseo sexual es muy intenso. Las relaciones sexuales se repiten con frecuencia y en ellas se encuentra la manera perfecta para conectar con la otra persona.

A medida que pasa el tiempo, este tipo de deseo impulsivo se va calmando hasta normalizarse. Es entonces cuando se podría hablar de diversos tipos de deseo y de cómo afronta cada persona el tener relaciones con su pareja.

Tipos de deseo sexual

Establecer una tipología de algo tan íntimo no ha sido nada fácil. En primer lugar, porque el deseo es personal e intransferible por lo que resulta muy complicado sacar conclusiones generales. Es más, el deseo no deja de ser la expresión de un cúmulo de circunstancias genéticas, hormonales y psicológicas por lo que existe, prácticamente, un tipo para cada persona.

En segundo lugar, el deseo está siempre conectado con los años de relación y con la capacidad física de cada cual. Aun así, se podría hacer la siguiente clasificación:

- Deseo sensual. Es el que está marcado más por la sensualidad que por la sexualidad directa. Se hace especial hincapié en decorar la habitación de forma romántica así como en los preliminares. La relación es quizá lo menos importante ya que se prefieren los masajes, las caricias y el aumentar la intimidad en la relación de pareja.

- Deseo mental. Se relaciona directamente con el sexo más explícito. Cuando se tiene es habitual el recordar relaciones íntimas del pasado e incluso ver escenas con algunas prácticas concretas. Se le solicita a la pareja que cuente todo aquello que le gustaría probar, se usan juguetes sexuales o se lleva a cabo un juego de rol para intercambiar los papeles en la relación.

- Deseo emocional. El objetivo final es sentirse más conectado a la pareja. Lo idóneo es encontrar el momento más adecuado para volver a sentirse más unido a la pareja. Las caricias, los besos o una conversación agradable son suficientes para sentirse a gusto sin la necesidad de llegar a tener sexo.

- Deseo de seducir a la pareja. Se basa en contarle a la pareja todo lo que le gustaría convertir en realidad. El uso de ropa interior sensual, adoptar un papel dominante en la relación, llevar la excitación al límite del deseo y todo lo relacionado con volver a sentir la pasión del inicio de la relación son los factores que marcan este tipo de deseo.

Esta clasificación es orientativa ya que, como se ha expuesto, cada persona vive el deseo de una forma totalmente distinta.

¿Cuándo habría que preocuparse por la falta de deseo sexual?

Parece lógico pensar que a medida que la relación avanza hay ocasiones en las que una parte de la pareja puede sentir ese deseo y la otra no. Es entonces cuando habría que contar con el apoyo de un buen seguro médico que disponga de sexólogos con experiencia que ayuden a resolver este problema.

El momento decisivo para acudir al especialista es cuando existe el antedicho desequilibrio en la pareja. Es importante reseñar que cualquier persona puede pasar temporadas con un nivel de deseo algo más bajo de lo habitual. Si esta situación se cronifica puede dar lugar a que la otra persona piense que ya no le gusta a su pareja e incluso puede dar lugar a discusiones diversas provocadas por esta cuestión.

Para que una pareja tenga una vida sexual sana es imprescindible darse cuenta de que el deseo hay que alimentarlo a diario. Es decir, por una serie de circunstancias (la falta de tiempo, la presencia de niños, etc.) la sexualidad se limita a tener relaciones casi de forma mecánica y sin demasiado deseo. Una vez terminada la relación, se apuesta por volver a la rutina de siempre.

Resulta mucho más efectivo el aprovechar cualquier ocasión para darle un beso a la pareja o para acariciarla suavemente. Este contacto continuado no deja de ser la mejor manera de recordar que el deseo sigue vivo y que se puede cultivar para que nunca deje de crecer.

Recomendaciones para mantener el deseo sexual

Si se concibe el deseo como si de una huella dactilar se tratase, sería conveniente interpretar cómo ha ido cambiando el deseo de la pareja durante la relación. Si una parte tiene un deseo más explícito y la otra algo más sensual, puede ser adecuado apostar por encontrar el equilibrio entre ambos para que cada relación sea mucho más adecuada.

Sería recomendable preparar alguna que otra sorpresa a la pareja y organizar una velada romántica con aquellos elementos que les gusten a ambas partes. El sexo es una parte fundamental de una relación y si se aparta de la misma puede llevar a provocar frustración y otros problemas derivados que terminarán por convertir la convivencia en una experiencia poco recomendable.

Conclusión

Mantener el deseo puede ser también una magnífica manera de disfrutar de un óptimo estado de salud que permita a cada persona volver a sentirse deseada. A nivel psicológico y físico, el sexo es siempre adecuado para ver la vida de forma más positiva y optimista. Un sexólogo puede ayudar a cualquier pareja a recuperar el deseo perdido ofreciendo unas pautas más que recomendables para lograr el loable objetivo de tener relaciones íntimas satisfactorias y de salvar la relación de la mejor forma posible.

 

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