Índice
Introducción
La gripe junto con los resfriados son las enfermedades por excelencia durante la temporada de otoño e invierno. Contagiarse se vuelve bastante habitual dado que son muchos los factores que contribuyen a reducir nuestras defensas y que crean un entorno ideal para el virus. Los cambios de temperatura al entrar y salir de casa, el estrés y los lugares cerrados y poco ventilados favorecen el contagio y la difusión de la enfermedad.
A pesar de que una visita al médico nunca viene mal para recibir un diagnóstico adecuado y descartar otras patologías que pueden presentar síntomas similares, lo ideal para tratar los síntomas son los remedios naturales. Hoy recopilaremos algunas soluciones caseras que nos ayudarán a combatir la gripe sin pasar por la farmacia.
La gripe: un virus y no una bacteria
Es esencial destacar que la gripe se trata de un virus y no de una bacteria. Muchos pacientes aún desconocen que el uso de antibióticos frente a la gripe no solo es ineficaz, sino que resulta perjudicial para nosotros y los demás. Las enfermedades de origen vírico no tienen por lo general un medicamento asociado, es decir, son enfermedades que debemos superar por nosotros mismos y el único tratamiento va orientado a paliar los síntomas y a reforzar nuestro sistema inmunológico. Por eso, la gripe puede ser combatida con remedios naturales aprovechando las propiedades de ciertos alimentos para tratar síntomas concretos o fortalecer nuestras defensas. Para ello, lo ideal es cambiar un poco la dieta habitual.
Alimentos para reforzar las defensas
En este sentido podemos servirnos de una serie de alimentos que consiguen reforzar nuestras defensas y que nos ayudarán a combatir los virus y librarnos cuanto antes de la enfermedad. De entre todos, el consumo de frutas y verduras es fundamental, ya que nos proveen de las vitaminas y minerales necesarios para que nuestro organismo funcione a pleno rendimiento. Veamos algunos de ellos.
Los cítricos
La vitamina C es una gran aliada tradicional en gripes, resfriados y catarros. Mientras que algunos estudios parecen no hallar resultados concluyentes en cuanto al beneficio durante los procesos gripales, otros indican que, efectivamente, acelera la recuperación y aquellos pacientes que ingerían dicha vitamina conseguían superar la enfermedad entre 24 y 48 horas antes. Sea como fuere, la vitamina C está presente en muchos procesos metabólicos y su consumo siempre va a ser beneficioso.
En este apartado, los cítricos son los que más destacan por su alto contenido. Las naranjas, limones y pomelos pueden tomarse en zumo y, aunque se pierde el aporte de fibra, su contenido en vitaminas permanece intacto. Un gran olvidado aquí suele ser el kiwi que posee casi el doble de vitamina C que la naranja. Consumirlos por las mañanas es la mejor opción para asegurar el aporte diario recomendado.
Cebollas y ajos
Se usaban ya durante el antiguo Egipto a modo de medicina contra un sinfín de patologías y, sin lugar a dudas, con mucho acierto. Aunque ambas pertenecen a la misma familia, el ajo concretamente ofrece tantos beneficios que es casi imposible enumerarlos todos en este post. Sin embargo, centrándonos en su efecto sobre los cuadros gripales es importante destacar su papel microbicida, es decir, elimina virus, bacterias y demás microorganismos y estimula y refuerza la sistema inmunológico. Por ello, consumir un diente de ajo por las mañanas es garantía de salud, mientras que la cebolla, la cual posee características similares, puede ser un gran complemento en las ensaladas.
Combatir los síntomas
Reforzar las defensas es importante para acelerar nuestra recuperación y dotar a nuestro organismo de todas las herramientas necesarias para combatir la infección. Sin embargo, son los síntomas los que verdaderamente inciden en nuestra calidad de vida mientras estamos enfermos. Es cierto que muchos de ellos no son más que los propios mecanismos de defensa combatiendo la infección. Por ejemplo, la fiebre es un aumento corporal de la temperatura que contribuyen a crear un entorno hostil para los microorganismos causantes de la infección y evitar que se reproduzcan. Y, por otro lado, la tos nos permite expulsarlos al exterior.
Por todo ello, combatir los síntomas puede volverse en nuestra contra. No obstante, cuando llegan a ser realmente molestos, podemos recurrir a ciertos remedios naturales para combatirlos.
Ginseng para recuperar la energía
La gripe viene siempre asociada al malestar general y a cierto dolor en todo el cuerpo. Además los ataques de tos desencadenan un sobresfuerzo muscular que nos debilita y contribuye a ese cansancio generalizado. Ante esta situación, el ginseng es un complemento ideal que estimula el sistema nervioso y aumenta el rendimiento físico del organismo. Tradicionalmente se ha utilizado en la medicina china como tónico y actualmente existen en farmacia algunos medicamentos destinados a gripes y resfriados que lo incluyen. Por ello, tomarlo de forma natural es la mejor manera de aprovechar todos sus beneficios y recuperar esa energía que perderemos durante el transcurso de la enfermedad.
Miel, limón y jengibre
Para combatir los ataques de tos podemos recurrir a productos tan naturales como la miel. Se han realizado diferentes estudios con ella y ha demostrado ser un excelente aliado para calmar la irritación en la garganta. El jengibre, por otro lado, posee propiedades antiinflamatorias que pueden relajar los músculos de la faringe y despejar las vías respiratorias. Por último, el limón ayuda a eliminar los microorganismos que suelen alojarse en la garganta. Si consumimos una infusión de jengibre con un poco de miel y jugo de limón, tendremos un jarabe totalmente natural y efectivo para combatir los ataques de tos y calmar la garganta.
Conclusión
Para terminar, y aunque no se trata de una enfermedad grave, debemos recordar que el médico está ahí para ofrecer un diagnóstico adecuado y darnos las pautas a seguir para una recuperación rápida. Aunque la gripe no suele ser un motivo de alarma para la mayoría de personas que cuentan con un seguro médico, sí que deben tener especial cuidado los llamados grupos de riesgo. Los ancianos, los niños, las mujeres embarazadas y los enfermos crónicos deberían consultar con un profesional médico y seguir sus recomendaciones. En definitiva, el reposo y el uso de remedios naturales para combatir los síntomas serán el tratamiento a seguir en la mayoría de los casos.
