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Dolor debajo de los senos: Por qué ocurre y cómo evitarlo

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Introducción

El dolor debajo de los senos también lo conocemos con el nombre médico de mastalgia. Si bien puede estar provocado por diversas causas, como veremos en los siguientes apartados, tiene unas características bastante constantes:

- Puede ser agudo y muy localizado. Esta sensación nos causa una lógica alarma, por lo que es necesario visitar al especialista para que descarte cualquier tipo de enfermedad de mayor gravedad.

- Puede provocar ardor generalizado.

- Tiene una duración variable. Se abre la posibilidad de que dure un día o varios o incluso, en casos extremos, meses. Debemos controlar siempre la duración para ayudar al médico a realizar un diagnóstico más eficaz.

Es importante que indiquemos que este tipo de dolores es más frecuente en mujeres jóvenes y también en algunas que han superado la menopausia, aunque es más raro.

Causas del dolor de mama

El dolor de senos se puede producir por diversas causas, pero independientemente de las mismas es obligatorio que visitemos al especialista para que descarte otras afecciones de los senos con las que podría compartir síntomas complicando el  diagnóstico. Entre las causas más habituales encontramos las que abordamos a continuación.

La menstruación

Esta etapa provoca la inflamación de los senos y molestias durante los días previos a su aparición. Durante la misma es posible experimentar hipersensibilidad debido al aumento de estrógenos y progesterona. El dolor, que también podría extenderse hacia otras zonas cercanas, debe desaparecer tras el final de la ovulación. En caso contrario, lo más recomendable es someterse a una exploración.

La costocondritis

Consiste en la inflamación del cartílago que se encuentra en las costillas situadas debajo del pecho, más concretamente en su unión con el esternón. Esta dolencia provoca que también dolor en la base del pecho y otras zonas cercanas. Es necesario aclarar que debe existir un diagnóstico específico de esta enfermedad, que suele ser más habitual en mujeres mayores de 40 años.

Cambios hormonales

Aparte de la menstruación, encontramos que la premenopausia, la menopausia y la posmenopausia alteran los niveles de las hormonas, lo que termina afectando a las mamas de forma dolorosa.

Una infección

Puede estar relacionada con haber amamantado al bebé, así como al embarazo. Una infección de alguno de los conductos lácteos o su obstrucción tras la finalización del periodo de lactancia podrían provocar este tipo de problema.

Biopsia o cirugía

La toma de una muestra de tejido conlleva ciertas molestias. Lo mismo sucede tras una mamoplastia (operación de reducción de pecho) o una mastectomía (extirpación de los senos).

Consumo de medicamentos

Muchos de los medicamentos que se recetan para superar las alteraciones hormonales provocan como efecto secundario un dolor en los senos. Por ejemplo, vemos que las píldoras anticonceptivas, las terapias hormonales o los inhibidores de la recaptación de la serotonina también pueden provocar este síntoma.

El tamaño de los senos

A mayor tamaño, mayores posibilidades de experimentar dolor provocado tanto por la gravedad como por la alteración de la zona que rodea a cada seno.

¿Qué tipo de pruebas diagnósticas se realizan para confirmar el origen de la mastalgia?

Como hemos aclarado anteriormente, si el dolor es recurrente a pesar de la desaparición de sus causas temporales, debemos confiar en el especialista para que determine el origen del mismo. Por lo general, nos someterá a alguna de las siguientes pruebas:

- Una mamografía. Es la opción más eficaz, ya que nos permite ver la mama en su integridad y detectar cualquier tipo de anomalía que pueda tener.

Una ecografía. Mediante ondas sonoras podemos ver la zona afectada en movimiento, lo que ayuda a afinar más el diagnóstico correspondiente.

- Una biopsia. Si el especialista necesita profundizar en su diagnóstico, es habitual que escoja esta prueba en la que se cortará un trozo pequeño de tejido para su análisis posterior. Sabemos que su eficacia es absoluta para detectar cualquier tipo de enfermedad que necesite un tratamiento de mayor intensidad.

¿Existe alguna forma de prevenir la aparición del dolor de mamas?

Esta pregunta tiene una respuesta sin base científica, pero que ha demostrado su eficacia en algunos casos en los que el dolor no estaba provocado por una enfermedad grave.

Por lo general, la molestia tendía a desaparecer con un sencillo cambio de modelo de sujetador, la reducción de la sal en las comidas (su exceso genera retención de líquido y aumento de peso de las mamas) y la eliminación de la cafeína de la dieta. Teniendo en cuenta que esta última sustancia acelera el ritmo de latidos del corazón, es posible deducir que esta medida ayuda a evitar la ya mencionada hipersensibilidad.

¿Cuáles son los tratamientos más habituales para eliminar el dolor de mama?

Por lo general, vemos que se basan en diuréticos, vitaminas B6 y E (por su poder antioxidante) y analgésicos para problemas musculares. Es imprescindible subrayar que tomar estos medicamentos sin receta para evitar la consulta médica es un error que podría tener consecuencias directas sobre nuestro estado de salud.

Resulta más sencillo confiar en un especialista que observe la mama, que realice una exploración y que determine los posibles motivos del dolor, especialmente si es crónico y no varía a lo largo del tiempo. Este síntoma es un aviso del cuerpo para que tomemos las medidas oportunas.

En ocasiones, los dolores debajo del pecho izquierdo pueden provocar una confusión con los síntomas de algunas afecciones cardíacas como la pericarditis, entre otras. El dolor en sendos pechos puede ser indicador de otra enfermedad que puede complicarse con el paso del tiempo.

Conclusión

Solo el médico podrá despejar nuestras dudas y comenzar, si procede, el tratamiento más adecuado para solucionar nuestro problema. Debido a los cambios hormonales que acontecen durante la vida, los pechos sufren un estrés continuado que puede terminar afectando a otros órganos vitales. Solo el profesional médico nos ayudará a preservar nuestra salud ante la enfermedad de forma eficaz.

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