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Las claves para evitar una insolación ¿cómo actuar en caso de que se produzca?

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La insolación se produce cuando exponemos nuestro cuerpo a elevadas temperaturas, provocando un ascenso térmico del mismo. Esta circunstancia puede desencadenar cuadros de riesgo para nuestra salud. Para evitarlos resulta necesario poner en práctica ciertas recomendaciones. En el caso de que nos ocurra, actuar con rapidez y acudir al médico será lo más prudente. Ahondamos en cómo prevenir la insolación y cómo actuar si nos ocurre.

Consejos de salud para evitar la sofocación

En verano podemos sufrir una insolación con facilidad. Por eso, si queremos prevenirla es importante que apliquemos las pautas que desarrollamos a continuación.

1. Evitar el sol y los excesos de temperatura

Debemos evitar las largas y prolongadas exposiciones al sol. Si vamos a dar un paseo resulta preferible decantarse por las zonas con sombra y no permanecer de pie en un mismo sitio donde estemos recibiendo la luz solar directamente. Igualmente, debemos descartar las zonas asfaltadas, ya que tienden a acumular y emanar calor en exceso. En el caso de que vayamos a la playa, lo idóneo es pasar la mayor parte del tiempo debajo de la sombrilla.

No conviene salir al exterior en las horas centrales del día, en las que las temperaturas son las más altas de la jornada. Y es que, aunque el sol no incida directamente sobre nosotros, el calor también puede producirnos un ascenso brusco de la temperatura corporal.

Asimismo, no debemos permanecer en lugares cerrados y poco ventilados como, por ejemplo, coches, autobuses o habitaciones de reducido tamaño.

2. Llevar la ropa adecuada para el verano

Resulta esencial llevar ropa cómoda que no nos apriete y que esté fabricada con un tejido ligero, fresco y de color claro. El sol incide más sobre los colores oscuros. En esta línea, debemos utilizar visera y gafas de sol. Incluso para transitar por la ciudad no está de más aplicarnos una crema con protección solar.

3. Beber agua y líquidos

Los especialistas recomiendan entre 2 y 3 litros de agua diarios. En cualquier caso, lo mejor es consultarlo con nuestro médico. Resulta indispensable que tomemos líquido a lo largo del día, no solo en momentos puntuales o al comer.

Si no nos gusta beber tanta agua, podemos optar por los helados caseros a base de zumos naturales y sin azúcares artificiales; por sopas, como el gazpacho o por frutas y verduras ricas en agua, como la sandía, la naranja el melón, el pepino y la lechuga. Siempre que vayamos a salir podemos llevar una botella de agua en el bolso y beber con frecuencia.

4. Evitar el ejercicio físico en horas centrales

Llevar a cabo esfuerzos físicos en las horas en las que hace mucho calor elevará inevitablemente nuestra temperatura corporal y, en consecuencia, podremos sufrir un golpe de calor y/o un sofoco con pérdida del conocimiento. Por ello, evitar el ejercicio físico o cualquier esfuerzo en horas punta constituye siempre una buena decisión.

Síntomas y consejos para tratar una insolación

Los síntomas que podemos experimentar al elevarse la temperatura corporal son los que siguen:

- Sobrecalentamiento y resequedad de la piel.

- Temperatura corporal elevada y enrojecimiento de la misma.

- Náuseas.

- Desorientación.

- Dolor de estómago.

- Calambres.

- Dolor de cabeza.

- Sopor.

- Respiración acelerada.

- En los casos extremos, contusiones y pérdida de la conciencia.

Si estamos sufriendo un golpe de calor, lo primero que deberíamos hacer es no ponernos nerviosos y buscar un lugar con sombra. Es bueno que nos desabrochemos la ropa y nos sentemos o nos pongamos semisentados con la cabeza elevada. Tomar a pequeños sorbos una bebida isotónica o agua, que no esté muy fría, nos aliviará.

También podemos aplicarnos paños con agua fría en la frente o darnos una ducha con agua fría. Si estamos solos debemos buscar ayuda. A su vez, abanicarnos o valernos de un ventilador suave nos ayudará a sobrellevar esta situación.

No obstante, acudir a un centro médico de urgencias es lo más recomendable. Aunque lo hayamos superado, resulta conveniente volver en los próximos días al médico para que nos haga una revisión. Siempre es bueno contar con un seguro médico, puesto que lograremos cita médica con mayor premura.

Tras haber sufrido un episodio de este tipo no debemos acudir a la playa o exponernos al sol, al menos, en las siguientes dos semanas.

Cuidado con los grupos de riesgo

Los niños, los ancianos, las personas con diabetes y otras patologías, los deportistas y aquellos que padecen alcoholismo son más propensos a sufrir este tipo de cuadros.

En estos colectivos más vulnerables es necesario que se les ofrezca agua y otros líquidos con frecuencia, así como cerciorarnos de que no salen a la calle cuando las temperaturas son muy altas.

Debemos estar atentos a la ropa que usan, optando siempre por prendas ligeras y frescas. Para recordarles que deben beber es recomendable dejarles un vaso de agua junto a la mesa.

En definitiva, evitar la insolación es más sencillo de lo que pensamos. Si tomamos en consideración estas recomendaciones, disfrutaremos de un verano en perfectas condiciones de salud.

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