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¿Por qué roncamos?

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Introducción

Roncar no es solo un inconveniente cuando compartimos colchón con otra persona, sino que puede constituir un síntoma que revela otras enfermedades. En este artículo descubrimos cuáles son los tratamientos de los ronquidos. Si observas alguna de las causas que explicaremos a continuación, es aconsejable acudir al seguro médico.

Una de las causas de los ronquidos puede ser la apnea del sueño. Aunque no siempre vayan a estar asociados a una enfermedad, sí que es necesario comprobar la configuración de las vías respiratorias, la posición en que solemos dormir o cerciorarnos de que nuestros hábitos de descanso son saludables.

Si prestamos atención a las estadísticas, roncar es algo más frecuente en el género masculino que en el femenino, pero durante la época de la menopausia las mujeres roncan más.

¿Qué es el ronquido?

La configuración de los ronquidos depende directamente de los órganos de la cavidad nasal y bucal. Su sonido es ronco y se origina en la vibración que se produce cuando tomamos aire por las estructurales nasoorales. Es obvio que se produce en la fase inspiratoria de la respiración y, como consecuencia, se obtiene el sonido tan molesto que todos hemos escuchado alguna vez.

La intensidad de los ronquidos va a depender de la cantidad de espacio que haya disponible para que pueda pasar el aire y de la fragilidad de los órganos que rodean nuestras estructuras nasoorales, que son la campanilla, la faringe, el paladar y la lengua.

En esencia, podemos decir que roncar es una consecuencia derivada del movimiento o del aleteo que se produce en los tejidos de la garganta, la parte posterior del paladar y la nariz. En principio, cuando una persona está despierta no ronca y eso se debe a que mientras estamos en período de vigilia, los tejidos son más rígidos.

¿Cuáles son las causas por las que se producen los ronquidos?

Las siguientes características son propias de las personas que roncan y, dependiendo de la persona a la que hagamos referencia, podrá tener una o varias de ellas:

- Paladar blando y excesiva longitud de la úvula. Si el paladar está blando, actúa como si de una válvula de flujo se tratara. Si está relajado y es grande, apenas deja espacio para que el aire pueda transitar o atravesar la cavidad. En los casos en los que la úvula es demasiado voluminosa, se producen efectos similares que, incluso, revisten mayor gravedad.

- Gran desarrollo de los tejidos de la garganta, es decir, sucede si nuestras adenoides se han desarrollado en exceso o si las amígdalas son muy grandes. Esto es muy frecuente en personas que tienen sobrepeso, son obesas o en situaciones en las que haya tumores o quistes.

- Vías respiratorias nasales obstruidas. Cuando no aspiras el aire por la nariz, se produce un vacío que empuja los tejidos blandos hacia la garganta. Esto también es la explicación de por qué cuando una persona tiene la gripe suele roncar, aunque por lo general no lo haga.

- Músculos de la lengua o garganta con bajo tono. Si no conseguimos tener fuertes estos músculos, es probable que la lengua se caiga hacia atrás y pueda obstruir la respiración.

Otras causas del ronquido adicionales

Los ronquidos aparecen ante una posible obstrucción parcial de las vías respiratorias. Como hemos apuntado al inicio, pueden llegar a ser un síntoma de algún tipo de trastorno respiratorio relacionado con el sueño. Dicho trastorno puede ser leve o revestir gravedad. Lo que diferencia a estos dos grados es el tipo de obstrucción que genera en las vías respiratorias.

SAOS es el más grave de los trastornos. Estas siglas corresponden al Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño. Aquellas personas que lo padecen sufren cinco o incluso más episodios en los que dejan de respirar o lo hacen de forma muy leve en el espacio de una hora.

De igual modo, las personas que padecen el síndrome anterior suelen tener somnolencia diurna, debido a que no tienen un sueño reparador. Así mismo, es habitual que se despierten con sensación de ahogo o asfixia. Esta es una situación que debe ser valorada por un profesional médico y no tratar de hacerlo por nosotros mismos.

Tratamientos de los ronquidos

Algunos de los tratamientos de los ronquidos más usuales son los siguientes:

- Implante de paladar. Este tratamiento consiste en colocar hebras de poliéster en nuestro paladar blando con la finalidad de endurecerlo. No obstante, no existen suficientes estudios acerca de la eficacia de dicho método.

- Dispositivos bucales. Estos aparatos se encargan de adelantar la posición de la mandíbula, de la lengua y del paladar con el objetivo de mantener abiertas las vías respiratorias. La adaptación a este dispositivo puede ser algo molesta y, en ocasiones, puede originarnos sequedad en la boca o dolor en la mandíbula.

Cirugía tradicional. Se acomete para reducir y recortar el exceso de tejidos en la garganta. Este procedimiento es, por lo general, seguro y se puede hacer con láser.

- Utilizar una máscara presurizada. Este tratamiento está indicado para aquellas personas que padecen una apnea obstructiva. La máscara está conectada a una bomba que hace que el aire pueda atravesar las vías respiratorias, ya que las mantiene abiertas.

Junto a los tratamientos, conviene seguir las siguientes pautas para reducir la presencia de los ronquidos:

- Cuando una persona es obesa es recomendable que baje su peso.

- Dormir de lado y elevar la cabecera puede ayudarte a aliviar los ronquidos.

- Debemos evitar el consumo de sedantes, alcohol y tabaco.

El tabaco desgasta las vías respiratorias, lo que impide que los músculos funcionen igual que cuando pasa el aire, puesto que la garganta está menos lubricada. El alcohol puede hacer que ronquemos porque, de la misma forma que los sedantes o relajantes musculares, puede afectar a la tensión de los músculos de la garganta. Si estos no están tensos, el aire vibrará al pasar y, de nuevo, el molesto ruido hará acto de presencia.

Conclusión

En definitiva, roncar no tiene por qué ser un problema importante, dado que en la mayoría de los casos un cambio en nuestro estilo de vida coadyuvará a que el ronquido desaparezca.

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