No cabe duda de que el coronavirus es la máxima preocupación sanitaria del mundo en estos momentos. Frenar la curva de contagios es la prioridad, en este ámbito, de todos los países.
No obstante, entre la información verídica que vamos recibiendo, se mezclan también bulos. Algunos de los más significativos son los que aluden a las mascotas. A continuación, intentamos arrojar un poco de luz acerca de su relación con el COVID-19.
El COVID-19 no afecta a los animales de compañía
En primer lugar, hemos de dejar claro que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no existen evidencias científicas de que el COVID-19 haga mella en los animales de compañía.
Esto es así, a pesar de que se generasen dudas acerca del caso de un pomerania de Hong Kong, en el que se encontraron algunos pequeños índices virales. El resultado del análisis fue negativo y su carga viral se debía a convivir con una persona portadora del COVID-19. Que el animal muriera tras el periodo de cuarentena se debió a la combinación de una avanzada edad (17 años) y enfermedades previas.
Por consiguiente, poner una mascarilla, por ejemplo, al perro no supone más que incrementar su estrés, por lo que es mejor ahorrarnos esta medida. No obstante, podemos poner en práctica algunas prevenciones con él. Por ejemplo, lavarnos las manos cuando lo toquemos o desinfectar sus objetos. Y, si hemos cogido el COVID-19, dejémoslo a cargo de alguien no contagiado.
La sintomatología de las mascotas con el CVC
Si bien los perros no cogen ni contagian el COVID-19, sí pueden ser infectados y por la variante canina del virus (CVC) y mostrar su sintomatología. Se manifiesta en problemas intestinales y respiratorios: vómitos, diarreas, pérdida del apetito, fiebres, etc. El tratamiento es con antibióticos, antivirales, fluidos, sueros y estimulantes del apetito.
En definitiva, no debemos preocuparnos por la presencia del coronavirus en los animales.
