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Durante las diferentes etapas de la pandemia, algunos países aceptaron la inmunidad de rebaño con el objetivo de controlar el contagio por COVID-19 y lograr una mayor protección en los sectores de la población más vulnerables. En teoría, existen probabilidades exitosas, pero en la práctica, hemos percibido algunas desventajas a tener en cuenta.
¿A qué se refiere este tipo de inmunidad?
La también conocida como inmunidad colectiva supone una alternativa para que la población de un determinado país enfrente una pandemia generando anticuerpos de manera multitudinaria.
Los estudios epidemiológicos nos indican que se requeriría el contagio de al menos el 70 % de la población, siempre que haya una inmensa mayoría que lo supere clínica o subclínicamente. Ante esta recuperación de la enfermedad provocada por el coronavirus, cuyo nombre técnico es SARS-coV-2, se lograría romper con la línea de contagio y emular el efecto de la vacunación en la población.
Para lograr el propósito que indicamos, antes sería necesario aislar a aquellos pacientes vulnerables. Como en todos los virus, debe hacerse un estudio acerca de las consecuencias que puede tener en la salud del afectado. Así, se observan las comorbilidades de los pacientes graves, en caso de que tengamos algún antecedente, y la reacción del organismo.
Los científicos han sabido controlar graves epidemias que han afectado a millones de personas a nivel mundial. La gripe ha podido pasar sin grandes problemas esta inmunidad colectiva, siempre con la ayuda de la vacunación, dirigida a los más vulnerables. También hemos conseguido erradicar, en gran medida, el sarampión y la viruela, a pesar de que aparezcan casos aislados en determinadas regiones del globo.
¿Por qué algunos investigadores han considerado que podría aplicarse al coronavirus actual?
Hemos podido ver la polémica en algunos países con respecto al intento por aplicar este tipo de inmunidad al colectivo poblacional. Algunos investigadores consideraron su aplicación debido a la sintomatología de la enfermedad producida por el coronavirus, también llamada COVID-19.
Al compartir algunos síntomas con otras enfermedades ya conocidas, como la gripe, se pensó poner en práctica la inmunidad colectiva. Era obligatorio enfocarse en el 70 % de la población y aislar necesariamente a la población más envejecida, que es también la más vulnerable.
En un primer lugar, el síntoma mortal que prevalecía era la neumonía atípica, conocida popularmente como pulmonía. Se comprobó, a través de estudios de laboratorio, que el coronavirus conseguía invadir los pulmones de los pacientes graves, produciendo el colapso respiratorio que, en muchos casos, producía la muerte.
Si el objetivo de aislar a los más vulnerables era factible, además de exponer a los más jóvenes y sanos al virus, se pensaba que en poco menos de dos semanas podrían adquirirse anticuerpos que garantizaran la protección de los primeros.
Ventajas y desventajas de llevarlo a cabo
En cierto modo, los antecedentes de esta enfermedad se pudieron comprobar para poner en práctica la inmunidad colectiva. El primer problema fue la falta de claridad ante los primeros casos observados en China y el mutismo de este país durante las primeras semanas de enero.
El segundo problema fue la actuación del coronavirus en los diferentes contagiados. Es verdad que algunos no presentaron síntomas, por lo que resultaron perfectos para poner a prueba este tipo de inmunidad; pero en otros casos, la sintomatología se advertía diferente, así como los procesos de contagio.
En sí, las ventajas de la inmunidad colectiva, al menos en teoría, son muchas, siempre que se lleven a cabo a la perfección las medidas de protección de los más vulnerables.
Si miramos las desventajas, pronto nos convencemos de que, en el caso de la COVID-19, la inmunidad colectiva no es pertinente.
Los aspectos a tener en cuenta sobre el nuevo coronavirus
Antes que nada, y como bien advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 tenía como inconveniente su desconocido origen. Esto complica el análisis de su propagación y afectación.
Los diferentes puntos de vista de los especialistas nos advirtieron desde un inicio de que estábamos ante una pandemia que tendería a extenderse mundialmente, como así sucedió. Aunque tenemos el antecedente del SARS, que afectó en menor medida a ciertas zonas del continente asiático, hemos aprendido que la COVID-19 se expande de manera más rápida, resultando altamente contagiosa.
También acertaron los epidemiólogos al señalar a los adultos mayores como el sector más vulnerable de la población. Pero, a medida que avanza la pandemia, comprobamos cómo afectaba mortalmente a niños, jóvenes y adultos de mediana edad.
Aún queda mucho por saber. De momento, tanto Reino Unido como México nos han demostrado que la inmunidad colectiva, en este caso, podría costar la vida de, al menos, el 10 % de la población de un país, aunque esta cuente con seguridad social médica. Debemos estar al tanto de términos como «carga viral» y «comorbilidad» para analizar mejor los resultados.
En conclusión, la inmunidad de rebaño es un término que refiere una vía de protección de una sociedad frente a una determinada pandemia. Sin embargo, aún queda mucho que investigar en el caso de la COVID-19.
