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Riesgos de la hipertensión ¿cómo controlarla?

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La hipertensión o presión arterial alta es un problema de salud que puede tener graves consecuencias, por lo que debemos conocer bien cómo se produce y cómo controlarla, para lo que nos ayudará nuestro profesional de referencia del seguro médico. Veamos más en profundidad en qué consiste esta afección.

¿Qué es la hipertensión? ¿Cómo y por qué se produce?

Esta enfermedad se caracteriza por una tensión alta de forma continua en los vasos sanguíneos, que va dañándolos. Entendemos por tensión arterial la fuerza de la sangre que el corazón bombea y es recibida por las paredes arteriales. Este alto nivel de tensión ocasiona que el corazón necesite más fuerza para bombear la sangre de manera eficiente.

La medimos fijándonos en los valores de dos clases de presión arterial:

- Sistólica: Este es el valor máximo de presión cuando el corazón se encuentra en sístole (contracción).

- Diastólica: Este es el valor mínimo de presión que da el corazón al estar en diástole (el momento que se da entre un latido y otro).

Causas

En un 95 % de los casos, aproximadamente, encontramos hipertensión esencial o primaria. En estos casos no se conocen las causas de la presión arterial alta, aunque sí se conocen ciertos factores que se relacionan con ella, que incrementan el riesgo:

- Existencia de antecedentes de la afección en la familia.

- Pertenencia al sexo masculino. En el sexo femenino también se observa este riesgo, pero principalmente a partir de los 55 años.

- No obstante, tener más de 60 años es un factor a considerar, ya que las arterias pierden elasticidad con la edad.

- Presencia de altos niveles de estrés, ansiedad, o ira.

- Sobrepeso u obesidad también se relacionan con esta afección.

- Fumar es un gran factor de riesgo.

- Uso de anticonceptivos orales. Combinado, además, con fumar, aumenta altamente el riesgo

- Abuso del sodio (sal) en la alimentación.

- Abuso de grasas saturadas en la alimentación.

- Abuso de alcohol (cantidades socialmente consideradas normales son, igualmente, demasiado altas y se consideran un factor de riesgo).

- Sedentarismo.

- Diabetes.

El 5 % que resta del 95 % anterior son personas con la versión secundaria de esta afección. En su caso, se deriva de alguna otra enfermedad como, por ejemplo:

- Alteración de las glándulas paratiroides.

- Exceso de hormona del crecimiento producido en la glándula pituitaria.

- Existencia de un tumor en la glándula pituitaria o en las glándulas suprarrenales.

- Reacción a algún medicamento que haya sido recetado.

- Embarazo.

Los riesgos de tener la presión arterial alta

Tener alta la presión arterial constituye uno de los factores de riesgo cardiovascular de mayor prevalencia en España. No en vano, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo, actualmente, la primera causa de mortalidad en nuestro país.

Se encuentra detrás de ictus, anginas de pecho, infartos de miocardio e insuficiencias cardiacas, ya que, aunque puede tratarse la presión arterial alta, suele estar poco controlada, debido a que sus síntomas no son demasiado claros y pueden tardar tiempo en dar la cara. Si no se controla a lo largo del tiempo, puede provocar en el organismo una insuficiencia renal.

El hecho de que los tejidos se vayan deteriorando por causa de esta afección, como es el caso del cerebro, el corazón, el riñón o como lo son los vasos sanguíneos, facilita enormemente la aparición de enfermedades de gravedad.

Cómo controlar la presión arterial alta

Al tratarse de una afección que puede llegar a ser muy grave, lo fundamental es ponerse en manos del médico cuanto antes. Nuestro médico nos asesorará sobre los tratamientos más apropiados. Además, nos indicará ciertas pautas que debemos incluir en nuestro modo de vida, como:

- Reducir el sobrepeso, ya que incide directamente en la presión arterial alta.

- Realizar ejercicio de manera regular. Como indicábamos, el sedentarismo es un factor de riesgo y conviene evitarlo a toda costa.

- Modificar nuestra dieta y comer alimentos saludables en preparaciones adecuadas (evitando los fritos, por ejemplo).

- Limitar o reducir, si es posible, la ingesta de alcohol.

- Dejar de fumar. Es uno de los factores de riesgo más graves y que nos predispone a otras enfermedades, por lo que debe ser el principal objetivo a conseguir.

- Reducir los excitantes como la cafeína.

- Reducir de manera considerable el sodio de la dieta. Aunque al principio parece imposible y que todo sabe muy poco, el paladar se acostumbra enseguida y se aprecia mejor el sabor de los alimentos.

- Reducir el estrés todo lo posible y aprender técnicas de relajación, ya que, lamentablemente, el estrés no desaparece de un día para otro.

En definitiva, la hipertensión es un problema de salud muy frecuente en la actualidad y sus síntomas son silenciosos. Puede no revertir peligro si nos observamos bien y al menor aviso nos ponemos en manos de un médico y recibimos el tratamiento adecuado. Los controles periódicos recomendados por el facultativo también contribuyen a la prevención de esta afección.

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