Protege a tus hijos del exceso de calor. Tenemos que ser conscientes de la importancia de protegernos del calor y aún más cuando se trata de niños pequeños que tienen la piel muy delicada y que los cambios de estación les afecta aún más que a las personas adultas.
Todos estos consejos que vamos a detallar a continuación son recomendaciones que todos habremos oído en varias ocasiones pero que es importante que las interioricemos y que sobre todo, lo pongamos en práctica durante estos meses de verano.
En primer lugar, es recomendable que los niños jueguen al aire libre o a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, evitando la exposición al sol durante las horas más calurosas del día que suelen ser entre las doce y las cuatro o cinco de la tarde.
Por otro lado, es clave mantener a los niños bien hidratados con agua o con algún otro líquido que les ayude a estar bien hidratados pero sin duda alguna, lo mejor y lo más sano en este sentido es un buen vaso de agua.
Además, es recomendable que los adultos vigilen la actividad física de los niños para asegurar que no se extenúen en determinadas franjas horarios de un día caluroso.
Las consecuencias que podemos encontrarnos un día de mucho calor con niños son las siguientes: insolación, agotamiento y calambres por calor. Estas tres reacciones son provocadas por la exposición a unas temperaturas altas en combinación con una humedad alta. Sin duda alguna, la más peligrosa de las tres es la insolación cuyos síntomas son los siguientes: fiebre altísima, piel caliente y enrojecida, convulsiones y confusión y otros estados mentales alterados.
¿Qué hacer si nos encontramos con un caso de insolación? Mantener al niño lo más fresco posible mientras llegue el médico o especialista en pediatría del seguro de salud que tenga contratado. Por ejemplo: Adeslas, Fiatc, Asisa, Asefa, Dkv, etc. Abanicar al niño, mojarle con agua fresca la frente e intentar que no pierda el conocimiento.
